domingo, 26 de diciembre de 2010

El Padre (Cuento, Por: Raymond Carver)







EL PADRE


El bebé estaba en una cuna junto a la cama, vestido con gorro blanco y un pilucho. La cuna había sido pintada recientemente, atada con cintas azul cielo y acolchada con un cubrecama azul. Las tres hermanitas y la madre, que se había levantado recién y aún no despertaba por completo, y la abuela, rodeaban todas al bebé, viendo cómo miraba fijamente y a ratos llevaba su puño a la boca. No sonreía ni reía, pero de vez en cuando pestañeaba y sacaba y metía la lengua a través de sus labios cuando una de las niñas le pasaba la mano por la barbilla.
El padre estaba en la cocina y podía oírlas jugando con el bebé.
— ¿A quién quieres tú, bebé? —dijo Phyllis y le hizo cosquillas en la barbilla.
— Él nos quiere a todos —dijo—, pero a quien en realidad quiere es a papá, ¡porque papá es un niño también!
La abuela se sentó sobre el borde de la cama y dijo:
— ¡Miren su bracito! Tan gordo. ¡Y esos deditos! Como los de su madre.
— ¿No es encantador? —dijo la madre—. Tan sano, mi niñito —y se inclinó sobre la cuna, besó al bebé en la frente y tocó la frazada sobre su brazo—. Nosotros también te amamos.
— ¿Pero a quién se parece, a quién se parece? —gritó Alice, y todas se acercaron alrededor de la cuna a ver a quién se parecía el bebé.
— Tiene bonitos ojos —dijo Carol.
— Todos los bebés tienen bonitos ojos —dijo Phyllis.
— Tiene los labios de su abuelo —dijo la abuela—. Miren esos labios.
— No sé —dijo la madre—. No podría decirlo.
— ¡La nariz! ¡La nariz! —gritó Alice.
— ¿Qué pasa con la nariz? —preguntó la madre.
— Parece como la nariz de alguien —respondió la niña.
— No, no lo sé —dijo la madre—. No lo creo.
— Esos labios... —murmuró la abuela—.Esos deditos —dijo, destapando la mano del bebé y separando sus dedos.
— ¿A quién se parece el bebé?
— Él no se parece a nadie —dijo Phyllis. Y se acercaron todavía más.
— ¡Lo sé!¡Lo sé! —dijo Carol—. ¡Se parece a papá! —Entonces miraron más de cerca al bebé.
— ¿Pero a quién se parece papá? —preguntó Phyllis.
— ¿A quién se parece papá? —repitió Alice, y todas a la vez miraron hacia la cocina, donde estaba el padre sentado a la mesa, con la espalda hacia ellas.
— ¡Pero, nadie! —dijo Phyllis y empezó a llorar un poco.
— ¡Silencio! —dijo la madre y apartó la mirada, y luego la volvió hacia el bebé.
— ¡Papá no se parece a nadie! —dijo Alice.
— Pero él tiene que parecerse a alguien —dijo Phyllis, enjugando sus ojos con una de las cintas. Y todas excepto la abuela miraron hacia el padre, sentado a la mesa.
Había vuelto su silla y su rostro estaba blanco y sin expresión.


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RAYMOND CARVER




Raymond Clevie Carver, Jr. (25 de mayo de 1938 — 2 de agosto de1988), escritor estadounidense adscrito al llamado realismo sucio. Carver nació en ClatskanieOregón y creció en Yakima|Washington. Su padre trabajaba en un aserradero y era alcohólico. Su madre trabajaba como camarera y vendedora. Tuvo un único hermano llamado James Franklyn Carver que nació en 1943.
Durante algún tiempo, Carver estudió bajo la tutela del escritor John Gardner, en el Chico State College, en ChicoCalifornia. Publicó un sinnúmero de relatos en revistas y periódicos, incluyendo el New Yorker yEsquire, que en su mayoría narran la vida de obreros y gente de las clases desfavorecidas de la sociedad estadounidense. Sus historias han sido incluidas en algunas de las más prestigiosas compilaciones estadounidenses: Best American Short Stories y el Premio O. Henry de relatos cortos.
Carver estuvo casado dos veces. Su segunda esposa fue la poetisa Tess GalagherAlcohólico, cuyos efectos se manifiestan en algunos de sus personajes, Carver permaneció sobrio los últimos diez años de su vida. Era un gran amigo de Tobias Wolff y de Richard Ford, escritores también del realismo sucio.
En 1988, fue investido por la Academia Americana de Artes y Letras.
Los críticos asocian los escritos de Carver al minimalismo y le consideran el padre de la citada corriente del realismo sucio. En la época de su muerte Carver era considerado un escritor de moda, un icono que América "no podría darse el lujo de perder", según Richar Gottlieb, entonces editor de New Yorker. Sin duda era su mejor cuentista, quizá el mejor del siglo junto a Chéjov, en palabras del escritor chileno Roberto Bolaño. Al hilo de esta idea cabe destacar un soberbio cuento dedicado a los últimos días del referido escritor ruso de nombre "Tres rosas amarillas".
Su editor en EsquireGordon Lish, desempeñó un papel decisivo en concebir el estilo de la prosa de Carver. Por ejemplo, donde Gardner recomendaba a Carver usar 15 palabras en lugar de 25, Lish le instaba a usar 5 en lugar de 15. Durante este tiempo, Carver también envió su poesía a James Dickey, entonces editor de poesía de Esquire.
Carver murió en Port AngelesWashington, de cáncer de pulmón, a los 50 años de edad.(*)





(*) tomado de wikipedia.

1 comentario:

  1. Hola! Me gustaria hablarte por una propuesta. Si estas interesado por favor escribime a astridmir@gmail.com
    Gracias!

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