La leyenda de Pigmalión y Galatea.
Me gusta crearte
a fuerza de palabras.
Diseminarte,
Sembrarte,
en las torpes líneas negras.
Moldearte en arcilla de adjetivos.
Así te tengo.
Buena y sumisa,
del tamaño de mis deseos.
Pero tu escapaste,
rebelde del papel.
Y entonces
fuiste tu propio verso.
Corvis.
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