-Sin duda, ¡tenía que ser así!
-No lo creo, ella tenía otras opciones
-Qué otras opciones iba a tener. Eso hizo su abuela, eso hizo su madre, eso tenía que hacer ella.
-Insisto, pudo haber hecho mejor las cosas, luego, ¿qué sentido tuvo entonces todo aquel esfuerzo?
-El esfuerzo era la obligación de sus padres … o acaso ¿no hubieras tu hecho lo mismo?
Llegó el café, el ruido de las cucharillas revolviendo el azúcar por un instante les separo de sus pensamientos.
-¡La muy torpe!, estoy seguro que hubiera podido alcanzar algún buen puesto, solo con un poco de paciencia. Típico de las mujeres.
-Deja de hablar tanto de mujeres, al fin y al cabo tienes las tuyas propias.
-Muy a mi pesar por cierto.
-Como sea. En fin, no es cuestión de ser mujer o no, es cuestión de ser inteligente, de ser práctico.
-Puede ser. Y entonces, ¿qué piensan hacer ahora con su pequeño regalito?
-¿Qué más van a hacer?, al fin y al cabo sigue siendo su hija ¿no?
-demasiado estúpida.
-Pero hija finalmente. Lo que más me inquieta del asunto, no es que le hubiera sucedido a ella; sino que a su madre y a su abuela también le hubiera ocurrido lo mismo
-¡BAH!, es solo cuestión de genes. Sucede que son mala sangre.
Corvis 2011.
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