jueves, 12 de mayo de 2011

Argo-poesía: Sobre la distancia y los amores predestinados



Hay amores destinados a ser, aun antes de los seres mismos. A propósito un par de excelentes poemas, de Eugenio Montejo y Pablo Neruda, que nos evocan este bello tópico de la poesía.




La tierra giró para acercarnos

(Eugenio Montejo)

La tierra giró para acercarnos
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.



***





Soneto II
(Pablo Neruda)


Amor, cuántos caminos hasta llegar aun beso,
qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.

En Taltal no amanece aún la primavera.
Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.

Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones

tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los clavele
s.




By:
Ambrose D'argé

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