miércoles, 18 de mayo de 2011

Corazón Animal (Poemario por Alan Corvis; Parte III)







CORAZON ANIMAL

Alan Corvis.






Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar...
P.B. Jacob










Prólogo:

   La colección de versos "Corazón animal" se fue formando de poemas de las más diversas temáticas. Poemas entera y estrictamente emotivos, sin un objeto determinado en común. Un collage de sensaciones, experiencias vitales, reflexiones personales que han ido quedando plasmadas en mis líneas. Autobiográficos algunos, irreales otros,  no obstante, todos sinceros, fieles a las impresiones que acudían raudas a mi mente, o al corazón. En ese proceso de escritura, que inició de manera, digamos, más o menos formal, cuando tenía 18 años (hoy cuento con 26) y que doy por culminado a la fecha, fui fiel a "imprimir" las líneas que iban acudiendo a la mano, sin mayor proceso de edición, sin mayor proceso de raciocinio. Otros en cambio son fruto de procesos reflexivos que no quiero calificar de profundos, pero sí por lo menos de concienzudos.

Son versos bastante sencillos, con un lenguaje asequible, y mínimo. Sin mayores sofisticaciones, artificios o recursos, poemas sin mayores pretensiones.

Creo que este blog constituye el medio más adecuado y preciso para poder compartir este poemario con las personas que se toman el trabajo de leerme, precisamente por la libertad que implica no tener el control de lo que se escribe una vez publicado en este formato digital, que nos permite además, de la forma mas impune, seguir editando ilimitadamente, aun después de publicar.

Soy un amante de la naturaleza, admirador de la perfección de la creación, y en resumen, un hombre espiritual. Hay que ver la potencia del latir del corazón del caballo, después de correr a campo abierto, sin mas límite que su propio cuerpo. Hay que ver el latido impresionante del colibrí en su aletear, cuyo corazón, siempre a punto de estallar, sostiene esa maravillosa criatura, en un hermoso equilibrio entre una máquina perfecta y un ser viviente. Cuando escribí algunos de estos poemas, a veces el corazón se quería salir del pecho de emoción,  al permitir que las teclas hablaran por sí solas, y yo ser, en el proceso de la creación literaria, solo una impresora humana, un medio entre la creación que reposa en la mente, y el mundo exterior. El título de la obra se encuentra inspirado, en buena parte, en la observación de la magnificencia y perfección de este órgano; y por otra parte, en el poema de Barba Jacob, "canción de la vida profunda", que habla de lo cambiante que pueden llegar a ser las emociones en nuestro corazón.

El poemario está compuesto de seis partes, donde fueron agrupados cronológicamente los poemas desde los mas básicos y primeros (escritos desde hace aprox. 8 años), hasta los más recientes (escritos en 2011). Iré publicando una a una las partes que lo contienen hasta su totalidad.

sin más, agradezco tu interés.

Alan Corvis.
















(III)














1.               

Ausencia

No hay más risas ya,
solo esta vida apagada.
Un jardín de hojas secas,
un mar de recuerdos,
la nada.

La lluvia y tu terrible ausencia,
inundan de dolor esta casa.
Esta herida
que tan profunda duele,
y este terrible enemigo
que no pasa.







2.       

La partida

Esta noche, he invitado a la muerte,
a sentarse aquí a mi lado
y en los naipes echar a la suerte,
mi fútil alma de condenado.

Brindemos ahora, querida amiga,
bebamos juntos como hermanos,
quisiera entre azar y bebida
perder lo que todavía no hallo.

Me ha tocado una mala mano.
perderé al final la partida.
Toma mi juego, ¡mira!
¿con estas cartas que hago?

¿Qué he ganado en la ruleta
Tragicómica de la vida?
¿amor para un alma muerta,
o solo esta bala suicida?








3.       

Se desdibujan las líneas que me conforman,
se esparcen mis cenizas al viento.
Cenizas aun tibias del vital aliento
del vivir
del amar
de todo aquello que fue,
y que no es hoy
más que recuerdos.








4.       

Canción a la esperanza

Le canto a una esperanza
que ya no espero.
Le canto a las fragancias
de las flores de enero.
Que no beberé yo más,
que ya no veré yo más.

No hay para mí primaveras,
solo un otoñal caer de hojas.
Esa resignación
de vivir sin saber,
de no saber
porqué hay que vivir,
de sentir que hay que huir,
De saber que nada sé
de saber que eso lo sé.
Del saber que nada fui…
Más que un hilo trenzado
de carnes parlanchinas,
que caminan absurdas
desafiando a la muerte.









5.       

Y tú pasaste,
rauda y fugaz.
Así como llegaste,
sobrenatural.
No supe abarcarte.
Demasiado fuego para un mortal.

Estela de perfume
que cabalga en recuerdos,
labios rojos
que aun devoran los míos.
Ojos.
Ojos que veré
mirándome para siempre.
Por siempre
pero ya nunca más.








6.       

Es peligroso ostentar un amor,
en medio de toda esta guerra.
Es casi obsceno hablar de mi dolor
en medio de tanta pena.

Sin embargo hoy heme aquí,
tomándote de la mano.
susurrándote en el viento
¡No sucede nada malo!

Haciéndome el de oídos sordos
ante tanto sufrimiento.
haciendo la vista gorda,
ante tanta sangre en el suelo.

Que me perdonen todos mis muertos
si a pesar de todo aquello,
oso gozar en pleno vuelo,
 la increíble bendición de este amor.








7.       

Ella.

Ella, que hace llover sol,
cuando el corazón yace en sombras;
Ella que todavía se asombra,
viendo una puesta de sol;

me ha regalado una rosa,
un beso, y una canción.
Es fuego consumidor
es ella, mi flor hermosa,

Me ha brindado sus mariposas;
sus ojos de mar, sus primaveras;
y ni con cuerpo ni alma siquiera
te amaría bastante, mi diosa.

Y ya sea en verso o en prosa,
en un danzón o en un bolero;
quisiera decir que yo muero
sin tu luz maravillosa.







8.       


Cuando te ame

Cuando el fuego arda bien adentro
cuando el aire acaricie el rostro,
cuando devore tu rastro
con feroz apetito animal.
Cuando por fin me enamoren
el danzar de tus cabellos y
esa sonrisa desatada
tu piel exhalando fragancias de flor y mujer
y el beso se anhele menos que la presencia,
allí entonces
te lo hare saber.

Cuando la multitud me rodee
y tus ojos me cierren el paso,
Cuando me sienta solo en mí mismo
Y llegues tu y te levantes entre la rutina.
Cuando el pecho cabalgue salvaje
En praderas de ansias y amores
Allí cuando por fin haya flores,
 entonces te lo hare saber.






9.       

Quise descender a buscarte
y he aquí, que me observabas
desde lo inalcanzable.
¿para qué tiendes ahora la mano?
es ya demasiado tarde.







10.   

Salí muy orondo.
Convencido de mi necesidad de buscarte
 y estabas ya plena, como el sol.
¡BAH!,  ¿y yo te buscaba?,
¡Tú  ya me habías encontrado!







11.   

Me enfrento en lucha suicida,
a un terrible monstruo blanco.
Temible, implacable, ¿invencible?
me acerco, con mi espada lo ataco.
Acometo, embisto por el flanco
mis pobres palabras no le hieren;
el terror de escribir, más me puede,
que el darle licencia a mi mano







12.   

Quisiera amarte hasta que de mí,
sólo mis cenizas puedan hablar.
Y aun ese día tardo y triste
que ya llega, irresistible.
aun ese día
Acercarás tu oído
a mis cenizas aun tibias,
de aquella grande hoguera,
y gritarán al alma etérea
que este amor indeleble,
ardió puro hasta el final.







13.   
Ahora te tiendo mi mano,
concédeme por favor esta pieza
bailemos juntos la fiesta
que es este amor sobrehumano.





14.   
Preludio de ti

Vibración espiritual
Sublime silencio en flor
sonrisa abstracta, sin objeto, sin excusa
sinfonía en las fibras de mi ser
mi piel en su ciega desesperación de tocarte,
premonición visceral, ansiedad danzante
susurros del viento anticipando caricias,
paisaje apagado esperando su sol;
una estela sideral de tu perfume mitigando esta sed de ti
absorbo un suspiro en un vano intento tardío
de preparar el alma a tu presencia







15.   

Fuiste estrella de belleza esquiva.
Una flor de primavera corta.
Si de pétalo blanco un día,
hoy ni flor, ni mariposa.

Otrora en fuego y rubí
magníficos ardieron tus ojos,
más hoy destello no vi
solo vi un abismo hondo.






***


No hay comentarios:

Publicar un comentario